El camino del hombre/padre

Hace ya más de un lustro me encontraba con mi padre ayudándolo a limpiar sus recuerdos. Ayudándolo a poner orden en sus cosas. Y en su vida.

Esto fue quizá un par de años antes de que él muriera.

Estábamos poniendo orden antes de su partida.

Es decir estamos hablando de un hombre previsor , consiente de la realidad ; de que la vida se acaba y sobre todo de que el que se va, tiene la obligación moral de dejarle a los que se quedan un poco de estructura en el caos que casi todas las muertes despiertan.

Hoy en día se habla mucho de los errores del patriarcado . De lo mal que les ha hecho a las mujeres. Y también , con un poco de suerte, se habla un tanto de lo mal que nos ha hecho a los hombres.

El tema es que se habla mucho de lo malo del patriarcado .Y quizás poco o casi nada de lo bueno que también existe en los hombres.
A veces parece que patriarcado y hombre e incluso padre, se han vuelto sinónimos . Y eso es totalmente erróneo.

Los estudios sobre masculinidades y sobre todo paternidades en México y Latinoamérica dirigidos por Juan Guillermo Figueroa del Colmex arrojan datos duros pero valiosos de conocer.

El primero que quisiera compartir es que pareciera que en general a los hombres no nos interesa cambiar mucho las cosas. Pero eso ya lo sabemos.

El segundo, que es el que da motivo a mi charla ,es que los pocos hombres que sí se muestran interesados en generar un cambio, no encuentran modelos a seguir diferentes a los que la llamada Masculinidad Hegemónica ha ya designado.

Volviendo a la historia con la que inició este conversatorio, al ayudar a mi padre a poner en orden sus pertenencias, apareció una carta que él guardaba en uno de sus viejos libros.

Era una carta de su padre, de mi abuelo. Una carta que tenía quizás más de 50 años guardada.

¿Me permites leerla ? Le pregunté a mi padre. Y él asintió.

Mis ojos recorrieron las palabras que mi abuelo le escribía a su hijo. Y mi voz le dio vida a un mensaje lleno de amor y cariño. Los ojos de mi padre se llenaron de lágrimas al volver a escuchar los pensamientos de su padre a través de mi lectura.

Genuinamente me sorprendió ver a mi padre llorar. Nunca lo había visto. Y aunque los hombres no lloran, pareciera que sí lo hacen. Y también pueden sentir. Y también pueden querer. Y hoy creo que vale la pena recordarlo.

En segundo lugar, pero quizá para mí más impactante, fue la transfiguración que en mi mente tuvo la imagen de mi abuelo. Quedé sorprendido:

– ¿Cómo?- Me preguntaba:

– ¿No es éste acaso el hombre que la historia familiar ha pasado como el legendario militar que se enfrentó a cristeros a punta de balazos?

¿No es el que siempre narraban como el hombre que colgaba revoltosos?, ¿el que a todos temían y respetaban por su gran “hombría”?
¿Cómo este hombre del que todos recuerdan como muy “hombre”, tiene un aspecto tan gentil, amoroso y delicado? Mi cabeza no podía entenderlo.

¿Por qué se recuerda al hombre violento y no se habla del hombre amoroso?

Dice Marcela Lagarde que identidad define lo que se es, pero también lo que no se es.

En el caso del padre de mi padre, la masculinidad hegemónica de la que todos somos víctimas lo encasillo en el discurso familiar como el militar con pistola y así lo perpetuo en la historia de la familia Lleno de orgullo sí, pero también de violencia. Y así hubiera permanecido , por lo menos en mi memoria, si yo no hubiera tenido la oportunidad de leer lo que él escribía como padre. Y conocerlo así también en una faceta amorosa.

Igualmente quizás sin esa carta, jamás habría visto a mi propio padre permitirse llorar y expresar que al contrario de lo que nos han enseñado, los hombres también lloran y expresan emociones y sentimientos.

Y más allá de mi historia me parece pertinente comenzar a hacer visibles las historias de muchos padres que salen del estereotipo del hombre violento, ausente o peligroso.

Los hombres que al enterarse de que su mujer está embarazada, también se embarazan con ella y se hacen cómplices de la gestación de sus hijos .

Los hombres que al llegar el momento del parto acompañan, ayudan y también paren con sus mujeres.

En medida que se hagan visibles sus historias será mucho más fácil para otros varones darse cuenta de que también podemos cambiar pañales, dar biberones, bañar e incluso con una mamila dar la teta a nuestros hijos.

¿Qué pasaría si en lugar de darle foro a lo que está mal, le damos visibilidad a los hombres que rompen estereotipos a pesar de que al hacerlo quizás también rompan la masculinidad hegemónica que Kimmel señaló creadora de identidades desde los años 70´s?

Para terminar quisiera señalar algo que por su invisibilidad y falta de nombre me parece terrible el no nombrarlo: en estas épocas de cambio también existen hombres/padres amorosos, hombres/padres sensibles, hombres/padres dedicados, hombres/padres comprometidos, hombres/padres que en su ser hombres/padre les pueden señalar a otros hombres un camino a seguir. Pero, para que eso suceda, sus historias tienen que ser contadas.

¿Conoces algún hombre así? ¿Quisieran contar sus historias?

Yo, en lo particular, así me motive ha ser padre:
Gracias Fernando, gracias Michel, gracias Roberto, gracias René, gracias Nicolas, gracias Gerardo , gracias Ulises , gracias Miguel, gracias Gustavo y por supuesto, gracias papá.

nivardosilva.net

#diadelpadre
#masculinidades
#paternidad
#pensamiento
#reflexion

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *