Cuando como: como, cuando duermo: duermo, cuando sueño: sueño”…
Fue la respuesta del Maestro cuando su discípulo le pregunto por el secreto de la felicidad. Entender esta respuesta puede llevar toda una vida a los estudiosos del Budismo Zen. DecíR compartir contigo esta muestra de sabiduría oriental porque, a mi juicio, encierra una de las muchas virtudes de la psicoterapia Gestalt originada por F. Perls: Enseñarnos a vivir plenamente nuestro presente. Sin aferrarnos al pasado. Sin temor al futuro.
Además, y esto me parece muy importante, la Gestalt no trata con enfermos, sino con personas que buscan un proceso de cambio, con personas en búsqueda de salud.
Y tal como J. Latner la denomina, la salud nos exige que sepamos lo que necesitamos. Por lo tanto, la terapia nos mantiene en contacto con lo que es importante para nosotros. No para con la sociedad, no para con mamá, no para con papá, no para con la pareja, no para con el trabajo, sino para con nosotros y que a veces olvidamos por pensar en otras personas. En Gestalt aprendemos a reconocer lo que somos y no somos en el momento presente.
Generando así una plena aceptación de nuestra existencia. Y logrando en consecuencia, verdadero respeto y amor por parte del otro.
Otra de la grandes cualidades de la clínica Gestalt, es el ambiente de aprendizaje: cálido y humanista. Un ambiente altamente necesario pues, citando a J. Zinker, sólo en la aceptación total de las personas podemos mostrarnos tal y como somos: suaves, delicados, penetrables, amorosos y vulnerables. Esta característica de la terapia gestáltica, crea una atmósfera única en la que la labor del terapeuta y el paciente se asemeja mucho a una danza donde el amor, el respeto y la compresión guían cada paso.
Bajo estos principios mi labor será acompañarte en un proceso que te ayudará a vivir exitosamente tu presente. En armonía con tu medio. Y sobre todo, en armonía contigo mismo.
Te hablo de un proceso, que por cierto, no tiene que ser necesariamente largo o pesado. Al contrario, este proceso te permitirá encontrarte con todo lo que puedes llegar a ser. Y que aún ahora, en el momento de leer estas líneas, ya eres en potencia. Este proceso no estará exento de obstáculos, afirmar lo contrario sería mentiroso e irresponsable, no obstante, serán esos mismos obstáculos, los que, parafraseando un poco a Marta Atienza, te permitirán descubrir cuánto y en que manera te has permitido crecer.
Sólo tenemos una vida. Y hoy, podría ser un buen día para empezar a vivirla mejor.