-Es que estoy solo-
-Es que siempre me encuentro con el mismo tipo de persona –
-Es que él me hizo/ es que ella me hace-
-Es que me prometió / es que no cumplió –
-Es que me lastimo/ es que me siento culpable –
A veces las relaciones de pareja parecen un juego de ping-pong donde ninguno de los participantes es capaz de aceptar que forman parte de un sistema en el que la acción/inacción, palabra/silencio de uno, termina irremediablemente contribuyendo a la respuesta/postura del otro . Así entonces el problema parece ser del que está enfrente. Y muy pocas veces, sino es que ninguna, vemos que también nosotros somos parte del conflicto. Somos ciegos a nuestros propios juegos manipulativos, a nuestras carencias afectivas, a nuestras demandas infantiles. Sin embargo, sólo cuando aceptemos desde qué postura existencial nos vinculamos veremos que somos nosotros, no el otro, quien tiene la capacidad y el poder para sanar nuestros vínculos de pareja.