PSICOTERAPIA ADOLESCENTES

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Todo adolescente tiende a romper las normas.

Es parte del cambio, de su crecimiento, de la separación del mundo de papá y/o mamá. Los jóvenes ponen a prueba nuestros paradigmas como padres y en esa confrontación siempre surgen preguntas:

 

¿Dónde está mi niño? 
¿Por qué no puedo entenderlo?
 ¿Lo eduque correctamente?
 ¿Debería pedir ayuda?

 

Si como padres surgen interrogantes. Imagínate como adolescente. Surgen ésas mismas y mil más.

 

¿Qué le pasó a mi cuerpo? 
¿Porqué me siento tan raro todo el tiempo?
 ¿Por qué hice lo que hice? 
¿Qué me está pasando? ¿Cuándo acabara esto? ¿Alguien me escucha?

 

El mundo del adolescente no es tan simple como los adultos queremos verlo. Es increíblemente complejo.

 

Nosotros como adultos vemos que les toca estudiar y les pedimos “hacer lo mínimo indispensable”. Para ellos, eso es el menor de sus retos.  Por eso siempre lo dejan al último. Y en realidad, más que ignorarnos, nos están pidiendo ayuda. Cuando tenemos suerte, la piden a gritos. Aventándonos materias reprobadas. Con llamadas de la escuela. En pleitos constantes en casa. Cuando no somos tan afortunados, el grito de auxilio viene con el uso y abuso de substancias, embarazos fuera de tiempo, enfermedades y accidentes.

 

Reconozcámoslo, ser padre no es fácil. Ser hijo tampoco. Y ser adolescente: menos.

 

Los límites que no se pusieron en la infancia, las faltas que no tuvieron consecuencias, los NO que nunca se dijeron, siempre cobrarán factura en la adolescencia y quizá de modo muy intenso. Sin embargo, no se puede regresar el tiempo a lo que se hizo o se dejo de hacer. Cuando un adolescente pide ayuda, ya sea con gritos o en silencio, es URGENTE atenderlo.

 

La psicoterapia de adolescentes es el espacio para que antes que nada los chicos sientan que alguien los escucha. Al sentirse escuchados dejarán de gritar (literal o metafóricamente, en la casa o en la escuela), y entrarán en un silencio que les permitirá dialogar. Y ojo, no con papá, no con mamá, sino CON ELLOS MISMOS. En este dialogo interno, ellos CLARIFICARAN SUS DUDAS. Y empezaran a sentirse seguros. Y ya con la certeza de saber quiénes son, podrán aventurarse a elegir un camino que les sea provechoso. Un camino que lejos de perderlos, los encuentre con toda su potencialidad.

La respuesta que buscas.

Por más rebelde que te parezca, tu hijo está ahí. Esperando que lo veas. Que lo escuchas. Que lo respetes. Y que lo ames.

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